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PRINCIPIOS PARA EDUCAR: ¿QUÉ CONSIDERAMOS IMPORTANTE?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La educación integral incluye atender la salud física y psicológica de la persona; esta idea resulta casi un eslogan y la mayoría de nosotros estamos de acuerdo sin mayor debate.

Seguramente al plantearnos qué características debe reunir una persona psicológicamente sana, a muchos nos viene a la cabeza que ha de ser una persona madura, preparada para la vida, alguien feliz, alguien que se realiza a sí mismo.

Creemos que diciendo esto estamos concretando, pero en realidad no. Es necesario profundizar y seguir aclarando qué encierran estas expresiones (ser maduro, realizarse como persona…). Y concretar esto es difícil, pero esencial.

La autora  Mª del Carmen Valdivia Sánchez, Catedrática en Psicopedagogía en la Universidad de Deusto, indica qué características debe reunir una persona psicológicamente sana, dividiéndolas en aspectos en relación a uno mismo y en aspectos en relación a los demás.

  1. En relación a uno mismo:

     

  • Autoconcepto realista y positivo: tener una idea de uno mismo realista, equilibrada y positiva. CONOCERSE.

  • Autoestima: sentirse a gusto consigo mismo, ACEPTARSE, QUERERSE.

  • Autocomprensión: ser capaz de comprenderse, de enfrentarse a sí mismo, a los propios sentimientos, ideas y emociones. CONOCIÉNDOME Y ACEPTÁNDOME, ME EQUILIBRO, ME SOPORTO Y CON MIS CUALIDADES Y DEFECTOS PROGRESO HACIA DELANTE.

     

  1. En relación a los demás:

     

  • Desarrollar la EMPATÍA, es decir, saber comprender el mundo emocional del otro.

  • Aceptar y valorar a los demás, para MANTENER BUENAS RELACIONES CON ELLOS.

  • Desarrollar actitudes democráticas, basadas en la COMPRENSIÓN Y ACEPTACIÓN DE LOS OTROS.

De la misma manera que necesitamos comer, dormir y descansar para mantenernos sanos físicamente, necesitamos tener cubiertas unas necesidades psicológicas para poder tener un desarrollo psíquico normal. En la base de esas necesidades psicológicas básicas está la necesidad de seguridad, pero Mª del Carmen indica que se pueden concretar en tres:

  1. Necesidad afectiva

  2. Necesidad de sentirse útil

  3. Necesidad de sentido

 

La necesidad afectiva                                                          

 

Esta necesidad se resume en la necesidad de amar, de sentirse amado y de crear un apego seguro.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Cuando uno tiene satisfecha esta necesidad, se siente integrado en el grupo de personas próximas con las que entabla esta relación.  Por el contrario, cuando esta necesidad no está cubierta, se experimenta el vacío y la soledad.

La primera acogida afectiva se produce por el padre y la madre, y ese vínculo se denomina APEGO. El apego se establece entre el niño y el adulto de referencia en los primeros años de vida. Se manifiesta con signos como miradas, sonrisas, echar los brazos, tranquilidad en su presencia… Establecer bien este vínculo es esencial para el desarrollo emocional del niño, porque le aporta al niño seguridad y le ayuda a lograr su autonomía. La seguridad que ofrece este vínculo también contribuye al desarrollo de la autoestima y facilita las relaciones con otras personas. 

 

La necesidad de sentirse útil

 

Todos necesitamos sentirnos útiles, capaces de hacer algo, pero que ese algo tenga valor, pues eso justifica nuestra existencia con acciones, proyectos e ideales.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Cuando no nos sentimos útiles, nos sentimos frustrados, sin posibilidades personales. Por eso, experimentar éxito en las actividades que realizamos, ese “sentirse capaz”, es el mejor aliciente para esforzarnos ante las dificultades.

Esta necesidad de sentirse útil, aunque parece muy elaborada, en realidad aparece muy pronto, hacia los 3 años.

Cuando la persona experimenta una inferioridad, la tenga o no realmente, y la convierte en su centro de atención, pierde totalmente la confianza en sí mismo.

Estos sentimientos de inferioridad pueden surgir cuando la persona:

-No descubre metas a su alcance, lo ve todo imposible para él/ella.

-Tiene ante sí metas tan bajas que las alcanza sin ningún esfuerzo, y va perdiendo el interés.

-Desconoce sus límites y va cambiando constantemente de actividad, equivocándose continuamente.

-Se la compara constantemente con otras personas y siempre sale perdiendo.

Por todo esto, es fundamental conocer a los niños tal y como son, con sus posibilidades y limitaciones, para ayudarles a orientarse de forma realista hacia aquello en lo que se pueden sentir útiles.

 

La necesidad de sentido

Consiste en la necesidad de saber que nosotros, el mundo y todo lo que nos rodea tiene un sentido, y que nuestra vida y acciones están en la línea de ese sentido general.

 

Es importante que el niño, desde pequeño, empiece a encontrar sentido a las cosas que debe realizar. Cuando no se encuentra o se pierde sentido a lo que uno debe hacer, se pierde también el interés y el afán de lucha.

Hay que ayudar a los niños a que descubran valores y vivan de acuerdo a ellos, ayudarles a que no pierdan la ilusión, la capacidad de sorprenderse, de admirarse, y que aprendan a luchar por conseguir lo que desean.

Esta necesidad de sentido se pierde cuando los niños lo tienen todo, por eso no desean nada, pero tampoco están satisfechos, porque no saben valorar, no dan sentido a las cosas.

EN CONCLUSIÓN, COMPAÑEROS Y FAMILIAS:

EN EL PROCESO DE EDUCACIÓN, ES FUNDAMENTAL TRATAR DE SATISFACER ESTAS TRES NECESIDADES. SON EL CAMINO PARA EL CRECIMIENTO PERSONAL, PORQUE PERMITEN EL ENCUENTRO POSITIVO CON LAS COSAS, CON LAS PERSONAS Y CON UNO MISMO.

A seguir adelante, pues, con nuestra tarea.

 

Un saludo a todos y feliz verano

María García Antón

Orientadora escolar

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